Por JAVIER FRANCO
El 23 de Abril de 2017 es el comienzo Religioso y oficial del Año Santo Lebaniego o Año Jubilar Lebaniego y el día en que se abrirá la Puerta del Perdón en el Monasterio de Santo Toribio de Liébana, un acontecimiento religioso con enorme simbología que por su enorme carga histórica y patrimonial se convierte en un gran evento turístico.
¿Por que tiene el Monasterio de Santo Toribio de Liébana el privilegio de ser lugar de peregrinación? ¿Que es el año Jubilar?
El Jubileo era una costumbre practicada por los Judíos quienes tomando como base el número siete, siete veces siete, celebraban el año jubilar o año del descanso cada cincuenta años. Se utilizaba como elemento sonoro un cuerno de cordero para anunciar un año excepcional dedicado a Dios. También era denominado como año del Yobel ya que esta palabra hebrea significa cuerno de carnero que como hemos dicho era el instrumento utilizado para anunciar el año del Jubileo. Ese año estaba prohibido cultivar o sembrar la tierra por lo que los agricultores se tomaban un largo descanso.
En el año 1300 el Papa Bonifacio VIII tuvo la singular idea de imitar esta práctica hebrea del Jubileo estableciendo su celebración cada cien años y decidió que durante ese año los peregrinos cristianos que llegasen a Roma y visitaran las basílicas de San Pedro y San Pablo Extramuros durante treinta días (quince días si no habita en Roma) y además que tras la confesión y la absolución se encuentren en estado de penitencia, recibirían una serie de indulgencias como el perdón de los pecados, etc …
Esta costumbre tuvo mucho éxito pues tras la proclamación del primer año Jubilar cristiano, Roma se llenó de peregrinos venidos de todos los lugares del planeta con la intención de ganar la Indulgencia del Jubileo y así perdonados sus pecados irían directos al cielo.
En el año 1350 el Papa Clemente VI convoca el segundo Año Santo de la Iglesia Católica. En esa fecha se establece que debido a la baja esperanza de vida que había en aquella época, el Jubileo se celebraría con un intervalo de cincuenta años y así cada generación podría al menos celebrar un Año Santo. También se añade la Basílica de San Juan de Letrán a la lista de lugares a visitar por los peregrinos.
En el año 1390 el Papa Urbano VI estableció el intervalo entre años Jubilares a treinta y tres en alusión a la edad de Jesucristo al morir en la cruz y añadió la cuarta Basílica, Santa María la Mayor, a la lista de lugares de obligatoria visita para ganar la indulgencia del Jubileo y donde los peregrinos iban dejando sus ofrendas y limosnas.
Por fin en el año 1475 el Papa Pablo II mediante la publicación de la bula Ineffabilis providentia fijó el hasta ahora definitivo intervalo de 25 años.
La costumbre de abrir la Puerta Santa, la añadió el Papa español Alejandro VI, también llamado Papa Borgia por pertenecer a la estirpe de los Borgia o Borja, familia con origen en el reino de Valencia y cuyos integrantes fueron influyentes en las tres aristas de la vida noble: Política, Militar y Clero.
A raíz de las invasiones árabes, los cristianos del sur que vivían en el territorio de Al-Ándalus también llamados mozárabes se desplazan hacia el norte de España para refugiarse de las huestes musulmanas, muchos de ellos en Liébana, bien protegidos entre montañas. A raiz de estos hechos se funda el Monasterio de Santo Toribio de Liébana donde se depositan gran cantidad de reliquias que en su huida los cristianos traen consigo para ser custodiadas por la orden benedictina que habita este cenobio. Entre estas reliquias se encuentra el cuerpo de un Obispo de Astorga de nombre Toribio de mediados del siglo VI que tras hacer una peregrinación a Roma, volvió con un trozo de la cruz, el mayor que se conserva actualmente. Estas reliquias fueron traídas al Monasterio de Santo Toribio, por aquel entonces se llamaba Monasterio de San Martín de Turieno, desde Astorga para que no cayesen en manos de los musulmanes que habían invadido el resto de España. De esta manera surgió la tradición y el culto a Santo Toribio y al Lignum Crucis.
Siglos después hacia el año 1512 fue nombrado papa Julio II un Genovés que se dedicó a la guerra, estuvo mas tiempo y que vivió mas tiempo subido en su caballo que en la iglesia posiblemente por la influencia de algún prelado importante de la corte Papal, concedió un año santo o un año jubilar a los peregrinos que asistiesen a Santo Toribio con los mismos beneficios y privilegios que los que iban a Roma o Santiago de Compostela a los que se les había concedido doscientos años antes, con la única salvedad que en un principio el Jubileo Lebaniego duraba una semana, la siguiente a la fiesta de Santo Toribio cuando esta coincidía en domingo, lo cual ocurre cada siete años.
A comienzo del siglo XVII el Papa León XI amplió esta celebración de una semana a un año convirtiéndose en año Jubilar perpetuo.