Por JAVIER FRANCO
Este hórreo de estilo cántabro data del siglo XVII y es uno de los últimos supervivientes en Cantabria de este tipo de construcciones.
Son construcciones aisladas realizadas en madera y piedra elevadas del suelo sobre pilares que se destinaban a conservar y guardar los alimentos alejados de la humedad y preservados del alcance de los animales, en especial de los roedores. Permitían la ventilación interior a través de ranuras en sus paredes.
En el Cartulario de Santo Toribio de Liébana, en el siglo IX ya se mencionaban estas construcciones