Por JAVIER FRANCO
En la zona central del pueblo de Aniezo, se encuentra «El Parque del Agua», inaugurado en el año 2000 y formado por diferentes construcciones, muchas de ellas relacionadas con el aprovechamiento de la energía hidráulica, con un enorme valor etnográfico: un puente Romano, un Potro de Herrar, una Pisa o Batán y un Molino harinero.
El arquitecto Lebaniego Máximo Díaz fue el encargado de ejecutar este proyecto.
La Pisa o Batán es un ingenio hidráulico de la época preindustrial construido con madera de roble. Se utilizaba para golpear, desengrasar y enfurtir las telas, para obtener paños tupidos y resistentes como producto final de los tejidos confeccionados con lana.
Eran toscas máquinas situadas próximas a los ríos y así, aprovechando su energía, hacer girar la rueda hidráulica para «Pisar» los telares.
Son escasos los artefactos de este tipo que se conservan en Cantábrica, pues muchos de ellos, en los últimos tiempos, fueron reconvertidos en Molinos Harineros o centrales eléctricas para abastecer a los pueblos cercanos de electricidad. De esta manera muchos de ellos han perdido sus características y funciones originales.
Muy cerca podemos ver la antigua «Casa Cayo». Este peculiar bar ya sin actividad desde hace algunos años, fue regentado por Claudio Martínez, precursor y constructor de la mayoría de los componentes del Parque del Agua, a quién todo el mundo en el valle llamaba «Cayín» y que fue un referente en esta zona cuyos habitantes recuerdan con cariño.