Por JAVIER FRANCO
En Bejes, en el barrio de La aldea existe un monolito de piedra y una placa conmemorativa como homenaje de las mujeres de Bejes a la memoria de la partera voluntaria Cristencia González (1880-1972)
La historia que sigue es la de Cristencia Gonzalez, una mujer que compaginó sus labores en el campo, costura y hogar con la de ayudar a dar a luz a tres generaciones de mujeres de Bejes, ese recóndito y pintoresco pueblo perteneciente al Ayuntamiento de Cillorigo de Liébana en Cantabria.
Desarrolló esta actividad durante las primeras décadas del siglo XX, hasta que las embarazadas comenzaron a ir a dar a luz a la desaparecida Residencia Cantabria en Santander, en la capital de la provincia.
A través de varios testimonios de la historia oral y la historia social de esta localidad de Bejes hemos logrado conocer que tal era su maestría y buen hacer de Cristencia que había cortado el cordón umbilical al nacer de tres generaciones de Bejesanos y se decía que: «por mucho sufrimiento que se tuviera en el parto, cuando ella aparecía, a esas mujeres se las aliviaban los dolores».
Esto nos hace reflexionar sobre la atención en el momento del parto en una zona rural en aquellos duros años de la transición, hasta que se generalizó la asistencia a través de la Seguridad Social. Así mismo, hacer público el trascendental papel que mujeres como Cristencia González desempeñaron en ese primer tramo de la vida de muchas personas, y que por razones varias ha permanecido invisible.